De esta manera es muy simple adaptarse a los requisitos que solicita un paciente pudiendo crear diseños personalizados aunque con unos precios bastantes elevados. Esta tecnología se utiliza en la sanidad española, pero no está extendida, en muchos casos, por desconocimiento.
Tendemos a pensar que las piezas son implantadas en el cuerpo, pero no tiene porque ser necesariamente así. Aplicaciones más sencillas pero revolucionarias ayudan a que los profesionales hagan mejor su trabajo. Poder digitalizar la zona afectada de un paciente y verlo en 3D ya es un gran avance.
Esta es la forma en la que ven los médicos un tac. La ventaja de tener lo digitalizado en físico y en 3d en las manos es enorme, nos permite tocar, señalar e incluso practicar las intervenciones.
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